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Mostrando entradas de octubre, 2013

30.

Sedujiste cada poro del lienzo de mi piel, plasmando poesía con el vaivén de tus pestañas y dos faroles parlanchines que desarmaron todo. Dejaste tu huella dactilar impregnada en cada recorrido de tu lengua por mi cuello, como columna serliana por tus incontables besos ofrecidos. Hilvanaste cada uno de mis pensamientos y diseñaste tu alfombra persa, rica en colorido, más carente de contenido porque no estaba ahí. Encontré mi norte, hacia el sur, aislado y absorto: donde ya no puedes verme.

Lluvia.

Imagen
Dicen que los besos recibidos en tu regazo son cálidos y románticos y que tu compañía en la madrugada es la mejor consejera o la ocasión propicia para una taza de chocolate. Que rebalsas pensamientos efímeros navegables, en un barco de papel Que haces germinar la rima de éste verso como aluvión de puntos y comas que se deslizan por mis dedos con trazos sinuosos sobre tu pelo. Dicen, de tí, que carcomes los cimientos en la oquedad de la sonrisa que sucumbe a tus movimientos siniestros que destilan por la pared. En el silencio inducido por el ritmo y compás de espera que resuena acá en mi lecho, Expreso: Lluvia: ¡Esperé por tí!

Boceto.

Quiero descifrar, en tus ojos, el umbral de los caminos donde quiero perderme. ¡En tu mirada! Recorrer milimétricamente tu torso para descubrir, por vez primera; cada una de las razones del por qué dar el siguiente paso. Darte un beso, robarte el aliento: sentir tus labios y mojar tus sueños Tomar tu mano decir: te quiero, mientras mi lengua recorre tu cuello devolviéndote a la vida descubriendo, en una habitación: el mismo cielo nosotros dos.

Asociación.

ASOCIACIÓN. Cuando nos ven En cualquier pista, La química diluye el piso; Los cuerpos hablan Y se funden en un cross Girando a mil revoluciones por minuto. Cuando caminamos por el parque, Dieciséis megapíxeles y un flashazo pone en evidencia el lenguaje visual inexpresivo de nuestros labios. Vaivenes corporales denotan En cada milímetro de piel, Lo que nadie conoce AL SUCUMBIR del frenesí. Tú y yo estamos asociados, Como sístole y diástole Y nuestros cuerpos desconocen Las fronteras impuestas Por las normas de los dioses Que alejan a los amantes Con la iridiscencia del alba.