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Mostrando entradas de mayo, 2012

PARA VOS...

Para vos, Seré el incomprendido, El alejado de la realidad El que huye de la vida misma El que se encierra en su soledad Para vos, Que demandas 25 horas de mi tiempo, Hoy, rescato los cadáveres polvorientos De esos instantes de mi vida, Entre el silencio de mi alcoba, La pluma que no traiciona Y los recuerdos de mi lúcida memoria. Para vos, Ensimismada en vuestro encierro, Te dejé al tiempo, Esperando que el viento te consuele Casi, como lo haría yo. ¡Porque, ya no te soporto! Encontré un caparazón hermoso Donde, finalmente, me habla MÍ alma Donde tus juicios inverosímiles Generan energía atómica Para producir más versos hirientes Para que te rechinen los dientes… Para vos, Que no comprendes ni la pizca De sazón de mis quehaceres Dedico éstas cuántas líneas Como preámbulo de despedida Despedite sola, ¡Ya no eres bienvenida!

RECICLAJE DE UNA VIDA AMOROSA.

Reciclemos nuestras cartas, corazón; Para devolverle un respiro a nuestro planeta, Reciclemos nuestro tiempo, juntos, Y, en el momento en que alguno muera, El recuerdo quede vivo, para evitar nuestra condena. Reciclemos nuestros besos Pues, demasiada falta hace Juntar nuestros deseos y sentimientos Para encontrar así, Un amor genuino en todo esto. Reciclemos nuestras ropas, Para que se cubra algún mendigo; ¿La desnudez? ¡No importa! Fundamos nuestros cuerpos, Seamos uno, a toda hora. Reciclemos nuestra alcoba Y cambiemos las almohadas, Para mantener intacto el sueño De vivir amándonos, Aun estando viejos. Reciclemos nuestros nombres Conformemos uno nuevo, Que sea nuestra filosofía de vida: El reciclaje de acontecimientos diarios Para – al morir – esparcir nuestras cenizas Para recomenzar un nuevo ciclo, Con nuestras partículas devueltas al Universo.

EL CANGREJO Y LA HORMIGA

Un cangrejo emigró de su bahía: detestaba al mar. Se jactaba de sus tenazas de vinil, logró establecerse en tierra y construyó su fortaleza en el mundo de los tercos. Una hormiga se cruzó por su camino, su ritmo le dio envidia y quiso desmenuzarla con sus tenazas de vinil. En la marisquería, cocinaron una sopa de mariscos, cazaron al cangrejo En la olla, los demás cangrejos refutaron su abolengo, entre ideas y debates; el caldo salió rancio. El cangrejo fue tirado y debió reposar  entre pescados descompuestos. La hormiga, prosiguió con su faena, extendió su colonia y vivió feliz, "sin tanto cuento".