Manifiesto Poético

Hoy es quincena Una madrugada más. Guatemala quemando copal. La cumbia - reggae recorriendo Mis entrañas, mis venas. Ya es tiempo, Quemaré cada recuerdo tuyo… ¡Te despediré con una fiesta! Fumando un puro… ¡La rumba empieza! Inusual manera de conocerte, Inconcebible la forma de utilizarme; Incontrolable el deseo de encontrarte, ¡La rumba empieza! Debo olvidarte. De este ritmo emanan sentimientos, Infinidad de formas pa´evitar odiarte, fuiste mi pareja de baile Pero, ¡La rumba empieza! ¡La noche es jóven, debes olvidarme! Siente el ritmo que cala por tus huesos. La armonía musical repite lo que quiero, ¡La rumba empieza! Tengo la pista sola... Lo siento. ¡Ésta es mi noche!

En el disco duro: mi corazón, Ingresó un virus mortal: TU NOMBRE. Y, aunque, acuda con el curandero: La razón; Me remitió al temascal; El antivirus, Para sacar de él cualquier spam: Tus celos sinrazón; Y poner en cuarentena, Cada recuerdo tuyo, Formatearé la memoria caché, Me colocaré la vacuna: EL OLVIDO, Y bañaré mi cuerpo: Reseteando mi PC: Entonces, crearé un punto de restauración; Cuando ya no residas en mi mente.

Me veo tentado De comprar esa revista, Donde sale aquella artista Sin harapos que la vistan El sofá rojo, cubre su cuerpo, Sigilosamente exhibido, Cuidadosamente captado, Por el lente del fotógrafo. ¡Dichoso ese fotógrafo! Y, no, no soy un pervertido Es que, ella es tan sensual; Cual pecado capital, Delicioso al paladar. Cual semidiosa, Sentada en el trono Del placer carnal, Observa, con su mirada; Ese lente que la retrata, Invitándome a pasar, Página a página, A su hermosura corporal. No importa lo que diga La Santa Sede, El pastor o el capellán; Compraré esa revista, Porque ella, Simplemente, ¡Me pone mal!

Tus labios... necesitan degustar de los míos, el elixir de la vida. Para hacerte partícipe de mí, de nosotros,  De una lunada perfecta... en el horno,  a cocimiento lento...

Reduciré tu esencia en unas líneas Para hacer resurgir de las cenizas Todos los recuerdos y fantasías Que tu ser nunca me ofrecía. Extirparé el cáncer de tus palabras, Y acudiré a cada una de las terapias Seguiré – incluso – las recetas Para olvidar por siempre tus caderas. En la sonda del olvido se irá la melancolía, En el recipiente del perdón, tu sonrisa; Entre las pinzas, tus cartas medio escritas, Y al basurero; todo aquello que decías, Éste quirófano llamado tiempo, Ayudará a esta alma en sufrimiento A mitigar el dolor por querer ser tu centro Tu convergencia de sentimientos. Éste nosocomio   reducirá el dolor Y el doctor llamado Tiempo, Administrará las dosis justas de medicamentos Para darme de alta, cuando te hayas muerto. No, no estoy matándote ya. Sólo estoy enterrándote viva. Donald Josué Urízar Miranda. Abril 2011.

Shht Patojo, Ya levantate. Soy yo, Tu conciencia. Tus sueños húmedos. Tus bajos instintos. Tus noches de lujuria y desenfreno. Soy lo prohibido, lo inmoral. Lo delicioso y agridulce de la vida. Tus gemidos o lamentos, Tu prisión y Tu libertad. Soy todo eso, seré mucho más, Soy tu MENTE, Tu aliada o capataz. Personifico a detalle tus deseos, Sueños o frustraciones. Tómame en cuenta, No me abandones. No tengas miedo A   soñar pesadillas, Mañana será otro día, Donde confabularemos   Nuestro destino sideral. Mañana seré de nuevo Mercancía del Mr. Ego, ¡Apresúrate, despierta! Un nuevo rodaje Está por comenzar.

Cambié una docena De “te quiero” Por una taza de café En la cafetería de las nostalgias Donde se endulza el mismo con recuerdos, Sobre aquel viejo sofá. Regalé una maleta de vivencias A la caridad, En vista que la tía Soledad Se rehusó a almacenar, en su bodega; Cien kilos más de tristeza. Subasté aquel par de zapatos Presurosos a encontrarte, Cada tarde; En la esquina aquella, Nuestra guarida Para besarte. Pero, Por más que me desprendo de tí, Aún te quiero; Aún te recuerdo Aún camino, por aquella esquina, Esperando encontrarte. Pues, lo último que me queda por donar Es un corazón sin sístole y diástole… Que la ciencia encuentre en él Qué sentido tiene vivir Sin tu latido cerca.